domingo, 11 de octubre de 2015

No vuelve - Alejandro Bentivoglio


Cuando al muñeco se le acabaron las pilas pensamos que lo mejor era tirarlo, porque nadie tenía ganas de ir hasta el kiosco para comprar pilas nuevas y lo cierto es que ya no nos servía para nada.
Fue entonces que el muñeco se levantó, se puso un pequeño sombrero y se fue dando un portazo.
—Ya volverá —nos dijimos.
Pero ahora, que es de noche, se nos ocurre que un tipo con orgullo sabe darse cuerda ahí donde jamás la tuvo.

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