viernes, 23 de octubre de 2015

Deshoras – Sergio Gaut vel Hartman


—Me quedo trabajando, querida. Supongo que no terminaremos antes de la una o dos de la mañana. El balance...
—Ay, qué pena. ¿En serio no querés venir a comer los ravioli con salsa de hongos que preparé?
—Me encantaría, amor, pero ya conocés a mi jefe; es como si me estuviera apuntando con una pistola. Quiere que terminemos hoy, sí o sí.
—¿El gordo? Sí que lo sé; es un pesado, petulante y soberbio, pero aprecia mis ravioli.
—¿Los aprecia? ¡Qué raro! Si nunca lo invitamos a comer...
—No estés tan seguro, bichi.
—Esperá que le pregunto; lo tengo aquí a mi lado.
—Dejá, mejor le pregunto yo.

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