Beethoven no oye entrar a Borges,
naturalmente, y el escritor no ve al músico, por lo que choca con él y recibe
un soez insulto en alemán. Borges, que sospecha el idioma de Schiller, no
piensa que ha atropellado a tan ilustre personaje; más bien deduce que su
víctima es Otto Pflegger, un guardia de Treblika o en todo caso Hans
Schwartzenegger, el feroz carnicero bávaro. De todos modos se disculpa en
inglés, como cuadra a un caballero, aunque el genio de Bonn tampoco capta la
disculpa y lejos de interpretar que está ante el autor de “El Aleph” imagina
una conspiración judeo-masónica destinada a robarle la partitura de la Décima Sinfonía , que acaba de
concluir. Reacciona mal y descarga una furiosa trompada que destroza el tabique
nasal de Borges y desplaza una punta de hueso que se incrusta en el cerebro del
escritor como un dardo de ballesta. Pero en contra de lo que los lectores
pueden estar imaginando, el escritor no se queda atrás y antes de morir usa el
bastón para machacar la nuca del músico con toda su fuerza remanente, lo que
provoca el deceso de Beethoven unos segundos antes de que se produzca el propio.
Es por culpa de este desafortunado incidente, y por ningún otro motivo, que la
ópera en tres actos El milagro secreto, con libreto de Jorge Luis Borges y
música de Ludwig van Beethoven, jamás se llegó a componer.
Acerca del autor:
Sergio Gaut vel Hartman
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Sergio Gaut vel Hartman
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