domingo, 20 de septiembre de 2015

Fauna de diseño y exofaunas - Daniel Alcoba


Solo hay un animal más odioso que la jalamalaja, pulga de ingeniería genética, kamikaze hematófaga de hambre descomunal y unos cien gramos de peso. Dicha bestia abominable es el piojowicca de las sabanas pantanosas de Eurídice, planeta del Glóbulo Mayor de Arturo, que parasita a los dracodáctilos. Estos, más que animales, son continentes que vuelan. Fuera del tamaño, si tienen piojos es porque tienen sangre abundante para alimentar al monstruo de seis patas y dos pinzas como par de cizallas, manejadas con setenta quilogramos de músculos tenaces que succionan la sangre del dracodáctilo con una larga pipeta de acero inoxidable que clavan en su lomo. Estos piojos beben la sangre de cualquier ser vivo que se les ponga a tiro, con la excepción del linfa de los gurgurios de Titán, que los envenena; aunque otras naciones menos bárbaras que las de los piojowiccas usen el suero linfático rico en gurgurina del gurgurio titánico, para colocarse. 
Las incursiones de los renreles, y en particular las de los flygurubios hermafroditas, jinetes de los dracodáctilos son mortíferas. Estos enormes animales sin gracia, son portaviones que navegan en las atmósferas habitables de los bioplanetas. Seres buenazos, completamente bisexuales a quienes place seducir a parejas con sus ambiguos o prolijos encantos, a saber: 
Doble pelvis, es el remate y la cara interior de los flygurumuslos: una vulva rosada en el nacimiento de la pierna derecha, un pene de tamaño importante ante cunnus. Miembro acompañado de un par de testículos adentro de un escroto peludo, que protege los testículos de los flygurubios que no se visten sino que generan por automatismo biológico hasta dieciocho pelajes diferentes según la atmósfera donde permanezcan más de un día solar. Y casi siempre, llevan el pelaje rojo escarlata que conviene para exponerse a las gélidas atmósferas del Codo de Orión. 
Son criaturas lascivas, salvo cuando les da la hora biológica de reproducirse. Entonces se apartan de la vida mundana, se recluyen en sus casas cavernarias, y se pasan las horas aplaudiendo con el interior de los muslos una y otra vez, que en ciertos flygurubios se vuelve actividad viciosa. 
La esquizofrenia bipolar es la psicopatía más corriente de los flygurubios. Y el pacto suicida consigo mismos la causa principal de muerte.

Acerca del autor:
Daniel Alcoba 

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