jueves, 20 de agosto de 2015

Muñeca articulada - Raquel Barbieri


Se esculpió el cuerpo de tal manera; cambió tan drásticamente su cara y su pelo, que todos hasta la madre que la parió pensaron que era una impostora.
Nadie conocido volvió a abrirle la puerta, empezando por su marido quien le aseguró a esta aparecida de la nada, que su mujer era más bonita y que tenía un rasgo que la diferenciaba de las otras y que a él encantaba: una pequeña cicatriz sobre el labio superior que hacía de éste, un objeto de sensualidad único. Además, su mujer y no ésta que aparecía con prepotencia en la puerta, tenía el cabello castaño rizado, no rubio teñido, planchado y extendido.
Contrariamente a lo que la flamante operada había pensado, su marido se había enamorado de su naturalidad. No había sido una mujer por la que los coches se detuvieran provocando un caos vehicular ni el delirio de los camioneros. No; ella era una de esas mujeres que se deslizan por la calle en forma casi imperceptible para la mayoría, salvo para los que no son presa del estereotipo cinematográfico más consumido.
El hombre se negó rotundamente a abrir la puerta. Estaba ofendido. De hecho, dejó puesta la traba e invitó a la extraña a retirarse del domicilio en forma pacífica. Le pidió que no ultrajara la memoria de su esposa de ojos color avellana, muy lejano al verde botella de las lentes de contacto que lo ultrajaban con sólo mirarlo.
Ese personaje que insistía en entrar a la casa de la calle Uriarte, no podía ser de ninguna manera el amor de la vida de Benito, y él no estaba dispuesto a aceptar a quien había violado a la mujer con la que había sido feliz, transformándola en un paquete sintético de algún polímero inorgánico con el cual tanto se rellenan los glúteos y los senos, como se fabrican moldes para tortas y masitas, además de toxina botulínica y algún polisacárido de la familia de los glucosaminoglucanos que si por algún accidente de la física y de la química se fuesen al cerebro, Benito se convertiría entonces en dueño de una muñeca parlante y articulada, una de ésas que repiten la misma frase una y otra vez con voz de corneta destemplada: 
Mi nombre es Cindy. ¿Quieres peinarme el cabello? Mi nombre es Cindy. ¿Quieres peinarme el cabello? Mi nombr…

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