miércoles, 12 de agosto de 2015

Siempre con una sonrisa - Daniel Antokoletz


Cansinos, todos caminan en la misma dirección. Una columna de gente se dirige uniforme hacia sus puestos. Parecen zombis que, sin voluntad propia, buscan su sentido sin hallarlo y se apegan siguiendo al de adelante,
Desde las oficinas en lo alto, los observan caminar obedientes.
Uno de los lacayos murmura al oído del gerente. Uno de los empleados camina enérgico y sonriente, saludando e intentando transmitir su humor a los compañeros.
El gerente observa esa perturbación en la uniformidad. Sin que se refleje ninguna emoción en su pétreo rostro, hace un llamado telefónico. Vuelve su mirada a la masa de gente. Una semi-sonrisa de placer por el trabajo bien hecho dibuja una horrible mueca en su cara.
Cansinos, todos caminan en la misma dirección. Una columna de gente que, apenas, se desvía para esquivar el cadáver aún sonriente y se dirige uniforme hacia sus puestos.

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