jueves, 31 de marzo de 2016

Viaje a Marte - Victoria Baudin


Antes de subirme a la nave que me llevaría a Marte, les pregunte a los pocos que estaban despidiéndome:
—¿Qué creen que encuentre allá?
Mi tía y mis dos primos me dijeron que sería perseguido por un robot intergaláctico como el de las películas, o quizás por un extraterrestre, mientras que mi padre, sin dejar de lado su malhumor, solo me dijo: “Nada nuevo”.
Y con eso, emprendí el viaje.
Mientras estaba sentado mirando literalmente a la nada, me preguntaba: “¿Quién tendrá razón, después de todo?”. Descartaba por completo la idea de mi padre, es imposible que uno no encuentre nada nuevo en un lugar totalmente desconocido; vez mi tía y mis primos tengan razón, si verdaderamente resultaba así, si lograba sobrevivir, tendría que traerlos algún día.
Cuando por fin todo estuvo en condiciones para descender, bajé de la nave. Pero lo que encontré me quitó todas las ilusiones que me había hecho.
“Nada nuevo”. Mi padre tenía razón. Mi rostro era todo el paisaje; Marte era mi cara, nada nuevo, es más, es lo que veo todos los días al mirarme al espejo.
Mi padre interrumpió mi sueño; eran casi las seis de la mañana y, según él, yo gritaba como loco: ¡Marte, Marte!, revolviéndome en la cama. Gritaba como lo que soy: un pequeño inocente que sueña con llegar a Marte, pero también sueña con otra cosa: que su padre lo entienda y lo acompañe en el viaje por la vida, tanto o más peligroso y emocionante que un viaje a Marte.

Acerca de la autora:
Victoria Baudin


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