Abrí el sobre, reconocí rápidamente la caligrafía: desacomodados
cuerpitos de un centenar de arañitas ebrias sobre la hoja renglonada.
Totalmente familiar.
"Necesito que cuides de Verónica. Yo no puedo
hacerlo y nadie más lo hará por ella. Es una adulta con la ingenuidad
de una criatura. Es cálida, inconstante, caótica, sensible, alegre y
cabezona. Es una tormenta dentro de un jarrón. Es muy inteligente pero
realmente no parece. Sufre mucho…"
No decía más y no hacía falta.
Lo increible era que la carta estaba firmada por la mismísima Verónica
en el año 2025. Y me la enviaba a mí, al año 2013, como si pudiera hacer
algo ahora, mejor que lo que pude hacer unos doce años después. Tuve
que re-enviármela, para dentro de un par de años más atrás... Tal vez
tengamos suerte. La Verónica del 2010 es muy amiga de las causas
perdidas…
Acerca de la autora:
Virginia Cortés
Virginia Cortés
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